Tomando carretera a Uxmal, apenas a unos 30 minutos de trayecto, se encuentra uno de los lugares más históricos y con una belleza natural que deja sin palabras a propio y extraños.
Se trata nada más y nada menos que de la Hacienda Mucuyché (traducido como “árbol de la tórtola”), que destaca a simple vista por su imponente arco de piedra que funge como entrada.
Esta ex-hacienda henequenera tiene una valor histórico impresionante, pues durante el siglo XIX fue visitada por la emperatriz Carlota I en 1856 en su visita a Yucatán. En aquel entonces la hacienda tenía a su disposición de unas 5000 hectáreas dedicadas al cultivo de henequén. En la actualidad solo se conservan 300 más 12 del casco.
En la actualidad, se ha vuelto un punto de interés turístico para yucatecos y extranjeros que buscan una experiencia única, pues además de su valor histórico, dentro de esta se encuentran dos cenotes que están abiertos al público para nadar y disfrutar de tan magnífica maravilla natural.
El primero es un cenote abierto rodeado de vegetación que se asemeja a un pequeño canal. Este recibe el nombre de Carlota, por la ya mencionada emperatriz, y funge como una primer atracción antes de dirigirse al siguiente.
El cenote Azul tiene una profundidad 5 a 7 metros, pero no te preocupes, pues los encargados tienen a disposición del público chalecos salvavidas, sin los cuales la entrada está prohibida.
A diferencia del anterior, este cenote es cerrado, lo que quiere decir que se tiene que descender a través de unas escalinatas para acceder al agua.
¡Se cuenta que la misma Carlota se dio un baño en estas aguas!
Una experiencia que no te puedes perder, pues es un espectáculo natural gracias al azul de sus aguas y a la luz del sol que se filtra desde su entrada. Te recomendamos visitar este alrededor del mediodía para que disfrutes del clima y la luz adecuada.
Una vez que termines de explorar la hacienda y sus dos cenotes no te olvides de darte un gusto gastronómico. Si bien, Mucuyché no tiene un restaurante, cerca se encuentran los poblados de Ticul y Muna, donde la comida típica será el fin perfecto para tu experiencia yucateca.
